Cinco cosas que hay que tomar en Galicia (en verano)

Pulpo en la isla de Ons.

Por esos misterios de la vida, las pulpeiras que tienen más fama de Galicia son las de Carballiño, en Ourense, la única provincia gallega no costera, pero hay unanimidad en que el mejor pulpo se pesca en Ons, en la ría de Pontevedra. Las islas Cíes tienen más fama desde que la playa de Rodas encabezó uno de esos ránkings tan subjetivos pero que tanto nos gustan de las mejores playas del mundo, aunque Ons, a media hora en barco desde Bueu, está habitada todo el año, también forma parte del parque nacional, también tiene playas estupendas y sobre todo en ella se come infinitamente mejor. Hay pulpo siempre, pero disfrutar de una ración de pulpo “a feira”, con patata y pimentón y luego darse el lujazo de echar la siesta en la playa a dos pasos lo convierte en un plan veraniego envidiable.

Bonito en Burela.

No es ninguna sorpresa que las lonjas de pescado, con su trajín y sus subastas a la inversa, son un espectáculo. En la de Burela, en la costa lucense, el espectáculo se multiplica durante la temporada de pesca del bonito, justo en los meses de verano, cuando los barcos de la costa cantábrica atracan cargados de este portento del mar, de carne más clara y de sabor más suave que el atún. Después de que el producto entre por los ojos hay que quedarse a comer en la misma lonja, en el restaurante del primer piso: no es el sitio más elegante ni con más encanto pero, no hay duda posible, el producto no tiene parangón.

Pimientos de Padrón.

Rompamos el mito: los muy populares y omnipresentes en cualquier restaurante gallego de España “pimientos de Padrón”, aunque estén muy ricos, tienen muchas posibilidades de haber crecido en Murcia. Los auténticos pimientos de Padrón en realidad son de Herbón, un pueblecito al lado de Padrón, y la temporada para consumirlos es únicamente entre mayo y octubre, cuando la planta da varias cosechas. Los genuinos vienen en bolsitas con el sello de la denominación de origen protegida bien visible y la forma de consumirlos la dominamos todos: fritos y con un poco de sal. Si pican, hay que aguantarse; son los riesgos de vivir al límite.

Vino en alguna de las rutas enoturísticas.

Hay que elegir según el gusto personal: si se quiere vino albariño (blanco) hay que hacer la ruta de las Rías Baixas, si se buscan paisajes espectaculares se debe optar por la de la Ribeira Sacra descendiendo por loscañones del Sil… El otoño durante la vendimia es el momento mágico, pero en verano y con buen tiempo las cinco rutas lucen como nunca sus monasterios románicos, pueblos pintorescos, bodegas modernizadas y panorámicas de las cepas entre carreteras sinuosas.

Sardinas en San Juan.

En los lugares de costa la noche de San Juan siempre es una fiesta especial, con esa cosa mágica del fuego como símbolo del renacer y el solsticio de verano herencia pagana. Rollos místicos aparte, en Galicia se celebra con hogueras y sardinas a la brasa que humedecen con su grasilla contundentes raciones de pan de maíz. Hay que elegir la del barrio o la playa favoritos, porque muy posiblemente (y más en las zonas costeras) se celebre una hoguera y sardinada popular. Y si se duda, en Coruña la noche no decepciona: conciertos, hogueras, comida, fiesta en la playa de Riazor y, para los valientes, el océano Atlántico siempre está ahí para darse un baño más que vivificante.